El entusiasmo mezclado con la falta de experiencia y conocimientos en el mundo de los negocios, puede ser una mezcla letal para un joven emprendedor cuando dice de comenzar su propio negocio. Si bien puede acabar en un resultado excelente donde el emprendedor aprende sobre la marcha de sus errores, también es cierto que puede acabar con errores costosos, malas experiencias en el emprendimiento, y con la posterior y temida frustración.
Emprender un negocio propio a temprana edad puede ser un emocionante desafío. Y sí, aprenderemos de nuestro errores, pero si analizamos los errores que han cometido muchos jóvenes (y no tan jóvenes), podremos evitar que muchos pasen por la frustración.
1. Contratar a tus mejores amigos.
Está bien contratar a personas en las que confías ciegamente. Pero en muchas ocasiones, tus mejores amigos no son la mejor opción profesional, además de que en muchos casos, cuando se mezcla amistad y negocios, acaba perdiéndose la amistad y, por desgracia, se le produce un daño al negocio también.
En el mundo de los negocios debemos rodearnos de profesionales. Si puedes apostar que tu amigo es uno de los mejores profesionales en el área que necesitas contratar, adelante, pero de no serlo, debes saber que te meterás en problemas incluso la propia amistad, sobre todo, llegado el momento en que el negocio crezca y debas despedir a tu propio amigo. Y créeme, pocas amistades sobreviven cuando un amigo debe despedir a otro.
He visto empresas con gran potencial de crecimiento donde los amigos del dueño estaban en puestos clave, y precisamente, esos amigos eran el cáncer de la empresa y ninguno de los «subordinados» sacaba el valor para saltarse la cadena de mando y hablarle claro al gerente de la empresa. Finalmente, esas empresas con gran potencial de crecimiento, se quedaron en empresas familiares. Por tanto, en una contratación busca que la persona reúna un conjunto de habilidades específicas. Más vale un desconocido que te ayude a crecer en el negocio, que un amigo que te hunda.
2. Buscar un socio por los motivos equivocados.
Emprender un negocio puede asustarnos, y de la misma forma que no entrarías en una casa encantada tú sólo, pero sí sacarías el valor de hacerlo acompañado, esa misma situación se puede dar en los negocios. Muchos jóvenes emprendedores buscan un socio no porque lo necesiten, sino para compartir esos miedos. Y nuevamente, se comete el doble error de buscar como socio a un buen amigo.
A la hora de elegir un socio para tu negocio, recuerda que debemos elegirlo como complemento, es decir, esa persona deberá ser buena en otras habilidades distintas a las nuestras y tener los conocimientos en áreas que nosotros desconocemos.
3. Coger demasiado rápido el dinero.
La mayoría de emprendedores piensan que necesitan tener todo el apoyo económico del mundo para el inicio, cuando ha quedado más que demostrado que si a un emprendedor le das dinero de sobra, la tasa de fracaso aumenta, pues el negocio no crecerá de forma orgánica, el emprendedor no necesitará desarrollar su creatividad y hará inversiones innecesarias por el momento.
En ocasiones, los jóvenes emprendedores aceptan rápidamente a un socio capitalista, el cual pondrá el dinero pero no querrá involucrarse en la gestión del negocio. En este caso, el problema no sería que tu negocio fracasara, sino que tuvieras éxito y no hayas negociado correctamente las condiciones de esos socios capitalistas o inversores.
Cuando comiences un negocio, piensa siempre que podrías tener mucho éxito en él, porque en un porcentaje de los casos, el negocio sale bien, y luego nos arrepentimos de las decisiones que tomamos cuando no pensábamos que íbamos a tener éxito.
4. Esperar el momento perfecto.
Si algo he aprendido de esperar el momento perfecto para lo que sea, es que nunca aparece el momento ese momento perfecto. Por tanto, cualquier momento es perfecto.
El momento perfecto para ir dándole forma a tus ideas de negocio es ahora. Cuanto antes comiences, antes recogerás los resultados de tu trabajo. Como reza el dicho: «dentro de unos meses o años, te arrepentirás de no haber comenzado ahora».
5. La impaciencia.
Los jóvenes emprendedores son muy impacientes. Y eso les lleva en ocasiones a la búsqueda de atajos que rompen el proceso natural del crecimiento de un negocio.
Todo lo que merece la pena, suele requerir su tiempo, porque por regla general, lo que rápido viene, rápido se va. Y eso mismo ocurre con la construcción de un negocio. Deberás aprender a esperar, trabajar duro y persistir en ocasiones sin ver resultados notables.
6. Mucho hablar pero poco actuar.
Hay jóvenes emprendedores que necesitan un empujón. Puedes escuchar su eterna conversación de esa idea de negocio que es la mejor de todas y que tendrá mucho éxito. Por un lado espera el momento adecuado, por otro, no tienes los medios para comenzar, y en ocasiones, dice ser por el miedo a que alguien se la robe.
Por regla general, estos emprendedores acaban por no hacer nada, probablemente porque nadie les da el empujón. Sólo deben saber que las ideas de negocio no valen nada si no se ponen en práctica. Hay que hablar menos y ponerse a trabajar en ello.
7. Intentar complacer a todos.
Por muy buena que sea tu idea de negocio, producto o servicio, siento decirte que no va a gustar a todo el mundo. El problema es que los jóvenes, cuando comienzan su negocio, los más aplicados, saben que deben escuchar las críticas de las personas para mejorar su producto. Muchos, ante las críticas, quieren modificar las cosas inmediatamente. Y esa es la forma de ideal de volverse loco, perdiendo incluso el rumbo de la estrategia empresarial inicial.
De hecho, tu producto o servicio no debe gustar a todo el mundo, pues como decía Tim Ferris, de «La semana laboral de 4 horas«, un producto enfocado a todo el mundo, no tiene negocio. Busca un mercado que satisfacer y céntrate en él. Recuerda, no crees demanda, satisface la demanda ya existente.
(Ver: Cómo encontrar un producto rentable para vender)
8. La falta de enfoque.
No trates de hacerlo todo, o no harás nada. No intentes estar en todos sitios, o no estarás en ningún sitio. Incluso a los más «viejos» nos cuesta no perder el foco, por lo que es uno de los principales problemas que tiene un joven emprendedor.
Hay que centrarse en lo más importante del negocio, e intentar delegar otros aspectos más básicos, que requieren más tiempo pero no ayudan demasiado al negocio. Cuanto antes comience un joven emprendedor a planificar una agenda con esas pocas cosas que debe hacer en el día poniendo toda su atención, mucho mejor. Cuanto antes aprenda a decir no a cientos de cosas inservibles que son únicamente una pérdida de tiempo, antes podrá centrarse en lo que de verdad importa. Recuerda que estar siempre ocupado no significa necesariamente que seas productivo. Evita distracciones.
9. La parálisis por análisis.
Parálisis por análisis: «analizar tanto algo antes de tomar una decisión que acabamos paralizados sin tomar ninguna decisión».
Con la edad y la experiencia, uno aprende que más vale tener un producto imperfecto en la calle que un producto en el laboratorio esperando a ser perfecto para salir. Lo primero nos da dinero y retroalimentación de los clientes finales que nos ayudarán a mejorar nuestro producto. Lo segundo no nos aporta gran cosa. Pero ojo con tomarse ésto al pie de la letra.
Lo mismo ocurre con el tema de decisiones en algunos asuntos. En ocasiones buscamos estar completamente seguros de algo, pero nunca lo estaremos. Finalmente, con el tiempo aprenderás que no hay que esperar a reunir toda la información para actuar, y hay que hacerlo con un 60 ó 70 por ciento de la información, porque si esperas a tener el 90 por ciento, probablemente ya vayas tarde.
Recomendado: Cómo hacer nuestro negocio más rentables en menor tiempo o cómo duplicar la rentabilidad.
Fuente: https://negocios1000.com/2016/12/errores-jovenes-emprendedores-hora-iniciar-negocio.html